Si se hace una historia de amor, chica conoce a chico, automáticamente ella se enamora y el es un maltratador de emociones, destructor de sentimientos y ser repugnante. En cambio, la princesa, llorando en la torre.
El lector despelleja en su mente la imagen de dureza masculina y se compadece de la frágil imagen femenina. Hasta aquí queríamos llegar, esto es lo deplorable.
¿Dónde están las princesas guerreras? ¿Los hombres compasivos? ¿Las reinas magnánimas y fieras en la lucha?
¡Que ya estamos harto de una imagen estereotipada! ¡Princesas, alzad las armas! ¡Caballeros, proclamad el amor! ¡Que llorar no es de "nenas", sino del corazón!
Prended fuego a esa imagen, roed vuestros ropajes, es hora de cambiarlo todo con el viento de febrero. ¡Que el río lleve todo a su cauce, y se una el mar con la dulce agua que da la vida!
Luchemos por la igualdad pues las princesas ya luchan y los caballeros son sinceros.
Verdad como la vida misma...
ResponderEliminarOjalá viviéramos en un mundo en el que nadie se avergonzara de ser tal como es.