Solíamos gritar en el más puro silencio
cuando el viento soplaba a favor.
Cansado de seguir corriendo abandonó su corazón
puede que fuera arriesgado pero, quizás, por ello sobrevivió.
Vacío de sentido recorrió montañas con los dedos
dibujo mapas recubiertos de acero.
Persiguió su destino de un cielo a otro,
sin alas, sin embargo, luchando contra el miedo
porque no quería seguir pensando que luchar contra sí mismo
era peor que luchar contra monstruos.
Porque al menos los monstruos, tuvieron un corazón bueno.